SURTIDOR DE TUS DELICIAS
40º aniversario de la renovación carismática en la iglesia católica
Ensayo: P.Carlos Prieto González Zaragoza.2008
Posibilidades pastorales
61º DIA
En tono menor y lento, acompasado , la asamblea como llevada por un sentimiento de nostalgia se dirige al Espíritu para hacerse consciente de que El es quien nos guía , anima, consuela y enseña. Por eso, intuyendo que “sin mí no podéis hacer nada” una súplica nostálgica y esperanzada, ardiente y urgente en tono menor envuelve a la asamblea que canta:
Bautízame, Señor con tu Espíritu(4)
Bautízame y úngeme, Señor
Y déjame sentir el fuego de tu amor
Aquí en mi corazón, Señor….
Con un sentimiento y un deseo lento e interiorizado en un susurrro fiel y confiado en notas transidas de gracia se va elevando también otro himno. Como impulsados por un movimiento saltarín que avanza ritmado y anhelante
Ven, Espíritu de Dios, Ven Espíritu Santo
Ven y danos fe, ven y abrásanos.
Esta súplica urgiendo a Jesús que envíe de parte del Padre el espíritu Santo de la verdad puede adquirir una expresión tan viva y juvenil hasta llegar a un ritmo rock con la dificultad de llevar un ritmo exacto por sus notas a contra punto difíciles para ser cantado por un grupo con belleza y exactitud. Pero algún cantautor bien inspirado sirviéndose de la famosa secuencia de Pentecostés ha logrado un canto intrépido, danzante, como subiendo por un camino difícil que sortea obstáculos pero seguro de que El viene con todo poder y majestad:
VEN ESPIRITU SANTO Y ENVIA DESDE EL CIELO
UN RAYO DE LUZ.
VEN,PADRE DE LOS POBRES,VEN DADOR DE LA
G RACIA,
VEN , LUMBRE DE LOS CORAZONES.
Consolador buenísimo, dulce huésped del alma
Dulce refrigerio, descanso en el trabajo,
En el ardor tranquilidad, consuelo en el llanto
Oh luz santísima,
llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.
Sin tu ayuda, nada hay en el hombre,
nada que sea inocente.
Lava lo que esta manchado, riega lo es árido,
cura lo que está enfermo,
doblega lo que es rígido
calienta lo que es frío y dirige lo que está extraviado.
Concede a tus fieles que en ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación
Dales el eterno gozo.
Como somos una asamblea, un cuerpo místico también se ejercita una transfusión de sentimientos, vivencias, sueños, imaginaciones y también en el Espíritu se captan heridas, sufrimientos, recelos, odios…El ministerio que acompaña a la asamblea de oración y el de música puede estar atento a estos procesos interiores y puede provocar un canto de liberación
Cristo es la paz que ahuyenta todo temor
Cristo es la paz, es nuestra paz
DEPOSITA TODO TU DOLOR
A LOS PIES DE CRISTO EN LA CRUZ
Y EL TE SANARA…
Bellísimos los sones de las trompetas elevándose sobre la orquesta y el coro como ayudando al liberar el tono agarrotado de los hermanos heridos que desean la paz y el amor de Jesús que libera. Toda la asamblea al unísono como un grito potente toca el corazón de Dios que libera entre lágrimas las vidas de los hermanos reconciliados.
Y así en ese titubeante deseo de ser alcanzados por el toque sanante del Señor que se desea personalmente y para el hermano resulta aleccionador el canto:
¡Oh¡ Deja que el señor te envuelva con su espíritu de amor,
Satisfaga hoy tu alma iy corazón.
Entrégale lo que te impide y su Espíritu vendrá
sobre ti y vida nueva te dará
CRISTO, ¡OH CRISTO¡,VEN Y LLENANOS
CRISTO ,¡OH CRISTO¡, LLÉNANOS DE TI.
De nuevo este vibrante canto expresas un deseo y al mismo tiempo está cargado con la fuerza del Espíritu que alivia, sana y libera los corazones desgarrados, ávidos de gracia y paz de Dios. Una corriente de luz, alegría, gozo va acompañando la asamblea y va dejando rostros surcados de lágrimas de vida y salud porque
DIOS ESTA AQUÍ,
TAN CIERTO COMO EL AIRE QUE RESPIRO
TAN CIERTO COMO LA MAÑANA SE LEVANTA
TAN CIERTO COMO QUE TE CANTO Y LO PUEDES OIR
Y así repentizando esta larga efusión del Espíritu que atraviesa la asamblea puede quedar vibrando en más súplica liberadora y confortadora.
Ruah,ruah,ruah
No es el poder ni es la fuerza sino el Espíritu de Dios.
En olas de tono menor vibrante y largo con hondura como dejándose empapar por un agua dulce y tierna que cura delicada y sabrosa a la comunidad orante y va disponiendo para una feliz y contagiosa alabanza.
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